Tener una menor tasa de empleo y acumular menos experiencia y salario en el mercado laboral, no sólo significa tener menos oportunidades ahora, sino que también sus derechos de pensión se verán limitados a la edad de 65 años.
Aunque pensemos que esto está muy lejos, es importante saber que la magnitud de las diferencias vendrá determinada por el sistema de cálculo de la pensión de tu país, si se calcula sólo sobre varios años o sobre la vida.
Los salarios más bajos, el trabajo a tiempo parcial y las interrupciones de la carrera profesional para poder cuidar a las personas dependientes, hacen que las mujeres reciban menos pensiones que los hombres. Esto se refleja en un mayor riesgo de pobreza en la vejez entre las mujeres en Europa (EIGE 2020).
La brecha de género en materia de pobreza ha aumentado en 14 Estados miembros desde 2010 y en 21 Estados miembros desde 2017. La pobreza o la exclusión social se concentran en determinados grupos especialmente vulnerables: las madres solas, las mujeres mayores de 65 años, las mujeres y los hombres con discapacidades o con un bajo nivel educativo, y la población migrante (UE, 2020).
Las mujeres tienen más probabilidades de trabajar en empleos atípicos, temporales y a tiempo parcial. Este tipo de trabajo le proporciona más flexibilidad para compaginar las obligaciones familiares y laborales, pero además de una menor remuneración también reduce sus ingresos, su aportación al sistema de pensiones y disminuyen su acceso a las oportunidades de formación, protección social y otros servicios.
El problema se agrava aún más cuando el trabajo a tiempo parcial se combina con los bajos ingresos. Mientras que las mujeres que ocupan puestos más altos pueden gestionar su vida con un contrato de menos horas y pueden tener opciones de volver a trabajar a tiempo completo, las trabajadoras menos cualificadas se ven afectadas por las menores posibilidades de encontrar y mantener un empleo, por volver a trabajar a tiempo completo más tarde y por las perspectivas de seguir desarrollando sus cualificaciones, en muchos casos incluso dependiendo de los ingresos de su pareja.
La rápida evolución de los requisitos en las ausencias del lugar de trabajo o el acceso limitado a la formación podrían excluirte de carreras profesionales que los hombres pueden seguir más fácilmente.